martes, 30 de marzo de 2010

Risa.

Hace un tiempo (no puedo especificar, pero no más de dos años) me pasó algo muy gracioso. Iba caminando por el centro, muy feliz: al fin me había comprado ese par de zapatos que tanto me gustaba. ¿Vieron cómo algo que puede parecer una pelotudez puede convertirse en una fuente de felicidad tan sana? ¿Ah, no? ¿No les pasó? Que pena, pónganlo en práctica, es fantástico.

En fin (¡Cómo me gusta este conector!), iba yo casi salticando por la vereda, cual Heidi en los alpes, balanceando la bolsa de mis zapatos nuevos cuando de repente el entusiasmo me jugó una mala pasada. En el revoleo de bolsa los músculos de la mano se relajaron y allá voló la bolsa con la caja de zapatos dentro, haciendo una parábola que terminaría dos punto cinco metros delante mío. La bolsa cayó, obviamente, en el lugar de la vereda donde había más cantidad de gente (debo reconocer que un par miraron para arriba un poco desconcertados).

En otro momento, por mi cualidad perfeccionista y ególatra (que, no se preocupen, estamos trabajando "para usted"), hubiese muerto de la vergüenza. No creo que hubiera llegado al punto de no hacerme cargo de esa bolsa voladora y seguir de largo, pero el color bordó que una persona pudiere adoptar hubiese llegado a nuevos parámetros. Me hubiese paralizado. Hubiese deseado que la tierra me tragara.

¿Qué fue lo que pasó? Lo que pasó fue muy simple: me morí de la risa. Me causó tanta pero tanta gracia lo que me había sucedido que automáticamente empecé a reírme y caminé los dos punto cinco metros que me separaban de la bolsa riendo a carcajadas. (La gente que previamente se había sorprendido por la bolsa voladora, ahora veía una persona descostillada de la risa que se les acercaba. Pobres). Riendo, agarré la bolsa de mis nuevos zapatos y seguí a las carcajadas por al menos por una cuadra más.

¿Por qué me sucedió eso? La ecuación es simple: si algo que ves en la calle, que le pasa a alguien, te causa gracia ¿por qué no va a causarte gracia que te pasa a vos? ¡Es simplísima! Cuando hoy me escuché decirlo, me sentí muy feliz. Si yo hubiese visto a una chica despegársele la bolsa de la mano de esa manera, ¡hubiese reído de la misma manera! De hecho me hubiese gustado verme, a mí en esa situación, desde afuera. Comiquísimo... No lo tolero... (Río). Basta de auto flagelarnos, de mirarnos desde afuera para corregirnos. Basta. Riámonos de lo que nos cause gracia, aún cuando el o la que cause gracia somos nosotros mismos. Especialmente cuando somos nosotros mismos. Yo lo pongo práctica. No voy a INTENTAR, lo PONGO en práctica. Tampoco lo VOY A PONER, eso es algo depositado en el futuro.

Reírse de uno mismo es algo liberador. Y si algo no te causa gracia, no te rías porque el resto lo hace: seguro que si no te causa gracia te causa otra cosa. Reírse de uno mismo es algo liberador. ¿Ah, no? ¿No les pasó? Que pena, pónganlo en práctica, es fantástico.

9 comentarios:

Decur dijo...

jaja, asi es, reirse de uno mismo es lo mejor que se puede hacer!

Que loco lo que te paso!!!

Un beso!
Decur

Anónimo dijo...

Reírse de uno mismo es liberador.
Comprar zapatos es aburrido.

pasajera intranquila dijo...

reirse de cualquier cosa es liberador
y hace bien ( sobre todo de nosotras mismas )
y genera endorfinas
y alarga la vida !

Nebulina dijo...

Tengo un historial de caídas tan amplio que hace tiempo que me di cuenta de que lo mejor, es reírse
Un beso

esfelum dijo...

Tocar un extremo:

- Denunciarse a uno mismo.

En medio de una conversación,. justo cuando nos estamos dando corte,. cuando estamos sacando todos los banderines del ego,. cortarnos,. auto-pararnos el carro,. decir: ( por ej.) ".. y ,. la verdá,. jajaj,. todo ésto es pura mierda,. en realidá lo único que estoy haciendo es inflamar mi ego,. sólo trato de parecer inteligente e inigualable,. asique..."

Al rato de sacarse la careta así,,.. si no hay nada que decir,. uno no va a decir nada y listo,...
Cuánta energía gastamos tratando de parecer "ésto y aquello" cada dos minutos? Se podría nutrir una ciudad con esa energía.
Basta de agotar los recursos-no renovables!
Guardemos ésa energía para percibir la maravilla cotidiana de ser totalmente frágiles,. y encima. seguir vivos en medio de tanta locura.

Salud!

Yo habría aplaudido los zapatos voladores y la chica carcajeante.


Esfelum

esfelum dijo...

a propósito, para más información , consultar " Las enseñanzas de Don Carlos",. de Víctor Sanchez.

No vaya a ser que me quiera auto-adjudicar la idea.

Más salud!

La Cenefa dijo...

esta buenisimo reirse de uno mismo, pero siempre es mejor que sea otro el que tropieze jajaja

buenisimo este blog, siempre pasamos.
te invitamos a pasar por el nuestro

www.vientoenprosa.blogspot.com

Saludos, volveremos por mas

Mamerto Tetto dijo...

ciertamente todo muy patético y carente de valor.

Marga F. Rosende dijo...

Una actitud sanísima a imitar. Lástima que a veces no sea tan fácil.

Saludos