martes, 31 de agosto de 2010

Vísperas.

Estoy a la espera de la llegada de mi cumpleaños número veintitrés. Sí sí, soy una nena, prácticamente todo el mundo me lo dice, pero básicamente porque no luzco como una "nena" de veintitrés, sino de bastante más. Igual, si soy sincera, no relaciono eso con algo negativo, no me parece que este destruida. La edad no es algo tan terrible como la mayoría piensa.

El año pasado, si no me equivoco el mismo día que hoy, hice un post alusivo a mis cumpleaños (es éste). Lo acabo de releer y reafirmo mi decisión de festejo de cumpleaños: no lo voy a festejar.

Hoy vienen unos compañeros de la facultad a cenar, sólo porque miamiga Carola me hinchó las pelotas para que hagamos al menos una pequeña celebración. Mañana, quien quiera pasar a darme un beso y tomar unos mates, está bienvenido, pero no crean que voy a hacer mucha parafernalia. A las siete de la tarde me subo a un micro rumbo a Tandil a festejar mi cumpleaños (y el de una de mis madres) con mis madres. Este año he decidido regalarme unas pequeñas vacaciones improvisadas.

Qué relajo...

jueves, 26 de agosto de 2010

Despertador.

Cuando descubrí que en los celulares una podía cambiarle el nombre a cada alarma que ponía, me divertí mucho. Comencé a inventarme frases para despertarme a la mañana, "¡Buen día!" "Good morning sunshine" etc.

Ayer a la noche, cuando fue a setear el despertador del celular, me quede mirando. Desde que lo compré, nunca le puse mensaje al despertador y la palabra ALARMA no era muy simpática que digamos. Pensé casi nada y, casi impulsivamente, puse: "Buen día hermosa!".

Al principio me dije que era una tonta, que era una de las cosas más bobas que había hecho. Buen día hermosa... Buen día hermosa... A medida que lo fui repitiendo para adentro, me fui sintiendo más tibia, como si alguien me estuviese abrazando.

Y ahí me di cuenta: la que me abrazaba era yo. Estas son las pequeñas cosas con las que demostramos que nos queremos, que nos cuidamos y que nos valoramos. Lamentablemente, tendemos a reírnos de estas cosas, e incluso a no realizarlas jamás.

"Buen día hermosa!"

martes, 24 de agosto de 2010

Días hermosos...

Lo días tan bellos y templados como hoy me producen dos efectos. Uno: como me hace acordar a las vacaciones de verano, me siento relajada y libre. Dos: como me hace acordar a las vacaciones de verano, supongo que no hay facultad y me atraso en los trabajos.

No me importa.

C'est la vie!

¡Feliz día hermoso para todos!

lunes, 23 de agosto de 2010

¡Grande Willy!

"Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma, y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad.

Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas... Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.

Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado...

Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas...

Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma... Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.

Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa qué es lo que tienes, sino a quién tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir.

Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.

Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar su compañía.

Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso siempre debemos decir a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuando será la ultima vez que las veamos.

Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodean tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.

Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar.

Descubrirás que se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto.

Aprenderás que no importa a dónde llegaste, sino a dónde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve...

Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlarán y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados.

Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias... Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica.

Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte.

Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos.

Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones.

Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese porque le estarás quitando la esperanza.

Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho de ser cruel.

Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, porque hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo...

No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.

Aprenderás que con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado.

Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles.

Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.

Entonces y sólo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más. Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor de enfrentarla."

William Shakespeare

jueves, 19 de agosto de 2010

Llegó el jueves...

Tengo todos mis horarios acomodados de manera tal que, excluyendo cambios improvisados del trabajo, mi fin de semana empieza el jueves a las ocho de la noche y termina el lunes antes de irme a dormir. Ustedes dirán "no entiendo de qué te quejás". Aclaro: no me quejo.

Lo primero que tienen que entender es que nunca, pero NUNCA, fui muchacha de pocas actividades. Desde pequeña me vi involucrada en actividades extra escolares, principalmente artísticas y muy pocas de índole "física". Incluso el año pasado, en el que cursé sólo una materia de la facultad, me las arreglé para atiborrar mi grilla horaria de manera tal que el tiempo libre era poco.

Este año decidí que, sin importar la cantidad de actividades que iba a realizar, todas iban a ocupar no más de cuatro días de la semana. Logré hacerlo en tres. En el acotado período entre el martes y el jueves logré ubicar:

Taller 3 (facultad) - dos clases semanales de tres horas cada una.
Tecnología 3 (facultad) - teórico y práctico en cuatro horas semanales.
Trabajo (acotadísimo) - siete horas semanales (mínimo, aunque poco usual).
Teatro (es un placer pero ocupa tiempo) - una clase semanal, tres a cuatro horas.
Danzas (otro placer) - dos clases, de una hora y media cada una.

A todo esto hay que sumarle el tiempo de reunión para trabajos prácticos: prácticamente hago malabares para intentar encastrarlos dentro de estos tres días, ya que por nada del mundo quiero ocupar mis días de fin de semana extra, ni hablar en el fin de semana per sei. Aclaro que tampoco es que me rasco el higo lunes y viernes, los aprovecho para realizar trabajos de diseño freelance, salir a comprar las cosas para arreglar mi casa, limpiar, lavar ropa, aprender textos para teatro, etc.

Esta semana sufrió todos los coletazos de la semana anterior, catastrófica por ser la "vuelta al cole" después de unas vacaciones relajadísimas puerta adentro. Caos en el trabajo, nuevos prácticos bien pesados y los dolores musculares, que una pensaba que luego de un mes y medio de clases de danzas iban a pasar. Para que comprendan, creo que si saco un promedio del lunes a la noche al jueves a la mañana, dormí cuatro horas y media por día, cosa nada buena en mi persona, que necesito al menos seis para saludarte con una sonrisa.

Pero hoy llegó el jueves y nada importa más. Hay sol, hay buena temperatura y, lo mejor de todo, me las arreglé para no atrasarme en mis tareas, para llegar limpia al jueves a la noche. Si hoy, a las ocho de la noche, sienten un cosquilleo detrás de las orejas, soy yo que desde mi casa estoy gritando bien fuerte: ¡FELIZ FIN DE SEMANA!

martes, 17 de agosto de 2010

Aguitaaaaaaaaa...

El día domingo, volvía a mi casa muy tranquila, a las 12 de la noche junto a una amiga, cuando me di cuenta que una sorpresa me esperaba en el pasillo de mi piso: una pequeña inundación. El agua venía desde el 7moC, a borbotones, para perderse lentamente en el primer hueco del ascensor. Toqué timbre, pero nadie contestó. Si soy sincera, no hice nada al respecto.

Dos horas después, más o menos, mi amiga dispuso su partida. Al salir al pasillo, las cosas seguían igual de mojadas, sólo que ahora aparecían vecinos molestos por el agua que, como una pasajera del ascensor, se instauraba en cada piso esperando ser bienvenida. El ascensor en cuestión consistía en un cubículo con una pequeña cascada incluida: nadie se animó a tomarlo. Mi amiga bajó por el otro ascensor, que parecía estar andando bien, aunque le pedí que me avisara cuando llegaba a la casa, aunque lo que me interesaba en realidad era saber si había llegado a la vereda. En este momento, tampoco hice mucho al respecto de mi pasillo inundado aunque esta vez puse diarios para evitar la llegada del agua a mi departamento y, más importante aún, al ascensor seco.

Ayer, feriado, me desperté más o menos a las 11, me hice un mate y me puse a leer un poco en la cama, muy tranquila. Tenía que ordenar la casa porque venían unas compañeras a hacer un práctico, pero tenía tiempo de sobra. Empecé a oír voces en el pasillo por lo que, cual vieja chusma, salí a mirar que pasaba. Estaban ahí el encargado del edificio, el propietario del departamento (la inquilina nunca supimos dónde estaba), un cerrajero y un vecino colaborador pero bastante metido. Había sucedido lo obvio: entraron a la fuerza y cerraron la llave de paso del agua. Con la puerta abierta pude ver que toda la casa tenía al menos cinco centímetros de agua. La verdad es que me dio un poco de pena.

Mientras limpiaba a trapo y balde el pasillo para dejarlo un poco seco (con la puerta de mi departamento bien abierta, escuchando música) vi al propietario, un chico común un poco más grande que yo, que lo único que quería hacer era cortarse los testículos ya que siendo un lunes feriado estaba fregándole el piso a una chica que no había cumplido con la regla del edificio de dejar un contacto que tenga la llave en caso de ausentarse más de cuarenta y ocho horas.

No sé si fue la comprensión hacia el pobre pibe, o hacia la chica cuyos muebles estaban empapados, o al ver que el muchacho no era muy hábil con el secador, pero amablemente le dije ¿Te ayudo? y me puse yo también a trapear en casa ajena.

Podemos decir que fui solidaria y muy amable y todo sería fantástico. Pero la verdad es que lo hice porque antes no había hecho nada para solucionarlo y sin embargo nada me había pasado. Fue una forma, quizás un poco exagerada, de decir "Gracias por no dejar que el agua pase el primer ascensor".

Hace diez minutos escuché a mi vecina salir del departamento. Pero no dije nada, de hecho tipeé despacito para que no me escuchara y viniera a preguntarme algo. Yo ayudo, no hay problema, pero nunca se sabe cómo pueden llegar a pegar estas noticias...

sábado, 14 de agosto de 2010

De esos días...

... en que me cuesta mucho despertarme. Creo que la ducha va a ser quien defina todo.

miércoles, 11 de agosto de 2010

¡MALHUMOR!

Me pone de muy mal humor quedarme dormida como lo hice hoy. Realmente me mata... ¿Pero saben qué? No voy a dejar que me arruine el día.

Al infinito... ¡Y más allá!

lunes, 9 de agosto de 2010

Compartiendo nuevamente...

Fantástica película (o al menos a mi me gustó muuuucho)

viernes, 6 de agosto de 2010

Un día radical.

El día de ayer fue... Atareado. No tanto por la cantidad de cosas que hice sino por la poca cantidad de tiempo que tuve entre cada una de ellas. Digo poco por no decir nada de tiempo.

Arranqué luchando contra el despertador desde las seis de la mañana, adelantando la musiquita de a cada diez minutos para retrasar lo más posible mi levantada. Finalmente, siete menos cinco, me levanté para preparame un café, lavarme la cara y los dientes y abrirle la puerta al gasista a las siete y cuarto, que venía a arreglarme el calefón. El señor parecía estar completamente despierto e insistía en entablar una conversación conmigo. Me limité a escucharlo, taza en mano, pijama con lechuzas puesto, asintiendo o negando con la cabeza.

A las once de la mañana llegué a la facultad, tuvimos una charla con un periodista porque nuestro próximo práctico es diseñar un diario. Eso estuvo bien. De ahí me fui directo al trabajo. Ahí todo estuvo tranquilo, exceptuando que a las cuatro y media vino el chico de la casa de computadoras a arreglar por decimonovena vez el servidor, cosa que interrumpió y dejó inconclusos todos nuestros trabajos. Velozmente me puse las calzas (si si, CALZAS) y las remeras y me fui a la clase de danzas que, si bien estuvo bastante exigente físicamente, me divirtió cantidad.

Pero al volver caminando a mi casa a las ocho de la noche, una sorpresa me esperaba en la puerta de mi casa. Ruido de bombos, escenario, micrófono y algún que otro petardo. Y, por sobre todas las cosas, la marcha radical.

Aclaro de antemano que no tengo nada contra ningún partido político, basicamente porque no tengo mucho interés en política en general. Si este acto hubiese estado a cargo de los peronistas o del partido ecológico, estaría escribiendo lo mismo.

Vivo al lado de la sede de la Unión Cívica Radical. Mientras pedía permiso para poner la llave en la reja de entrada al edificio recordé que habían dejado unos papeles en todas las casas de la cuadra informando sobre este acto. Lo había olvidado por completo. En el momento en que estaba llegando a la puerta, comenzó a sonar el himno nacional. Me sentí completamente desorientada.

Los discursos se sucedieron uno detrás del otro, vociferados frente al micrófono y amplificados de tal manera que parecía como si el mismísimo Ricardo Alfonsín estuviese dándolo desde mi balcón o, incluso peor, desde mi propio living.

A las diez de la noche terminó el acto pero los ruidos del desarme del escenario continuaron hasta las doce. Una vez que terminó todo y pude envolverme en el silencio de mi cama intenté dormirme, pero los bombos de la marcha radical continuaron resonando en mi cabeza hasta alrededor de la una y media de la mañana.

¡Disfrútenla!

miércoles, 4 de agosto de 2010

Princecitas macabras.

Soy una persona asidua a mirar realities de diversos tipos, no tanto del estilo de Gran Hermano, pero sí más del estilo de America's Best Dance Crew, America's Next Top model, Shear Genius, Project Runway, etc. También suelo engancharme con esas versiones bizarras de realities tales como la Superniñera, el que cambian a los adolescentes de casa, etc. Pero nunca había visto algo así.

Lamentablemente no puedo encontrar el nombre del programa ni en qué canal lo vi, pero se trata de un programa sobre nenas y nenes que participan en concursos de belleza infantiles.

Es realmente... Lamentable. Primero y principal, los jueces y organizadores de esos concursos creen que están haciendo un bien a la humanidad y creen que hacer que nenas y nenes de 2 años hagan poses sexys es genial. Curiosamente, creo que de todos estos eventos, son los personajes menos dañinos.

Los padres, mejor dicho, las madres y abuelas (porque hay que reconocer que la mayoría de las veces los padres acompañan con un poco de resignación) son una raza aparte. Quitando de lado a nenas más grandes, digamos de 8 y 9 años que REALMENTE (sí sí, REALMENTE) quieren realizarlo, me da asco ver como muchas veces obligan a las nenas a ponerse esos vestidos horrendos. Maquillar a una nena de tres años ya de por sí me parece un poco bizarro, pero recuerdo también que cuando era chica me gustaba maquillarme con las cosas de mi mamá, así que no sería tan grave, muchas lo hemos hecho y algunos varones también. Pero me parece desagradable, repito, DESAGRADABLE, rociar o untar a la criatura con autobronceantes, DEPILAR a la criatura (que no debe tener más que una pequeña pelusita en las piernas) y el hecho de colocarle uñas esculpidas o postizas a un ser que ni siquiera sabe atarse los cordones me parece una paparruchada.

Tratando de encontrar el programa o el canal que lo emitía me encontré con muchas opiniones que ya pueden imaginarse: que es una barbaridad, que forjan la mente de las nenas de una manera perversa que desfiguran la belleza natural y que, lamentablemente, quitan la diversión de ser niño a tan corta edad. Estoy muy de acuerdo con la gran mayoría de esas opiniones.

Pero hay algo que me da miedo, mucho miedo. Más que los jueces inútiles, más que las obsesivas madres... Existen niñas de no más de cuatro años, que EXIGEN la manicura, que no van a ir al concurso a menos que se pongan el vestido que ellas quieren, que gritan a sus madres que ellas son feas, que se creen realmente que son las pequeñas reinas de ese bizarro y siniestro mundo de fantasía y dan órdenes mediante las más crudas rabietas que haya visto.

¿Qué es todo esto? ¿A qué punto estamos queriendo llegar?