martes, 17 de agosto de 2010

Aguitaaaaaaaaa...

El día domingo, volvía a mi casa muy tranquila, a las 12 de la noche junto a una amiga, cuando me di cuenta que una sorpresa me esperaba en el pasillo de mi piso: una pequeña inundación. El agua venía desde el 7moC, a borbotones, para perderse lentamente en el primer hueco del ascensor. Toqué timbre, pero nadie contestó. Si soy sincera, no hice nada al respecto.

Dos horas después, más o menos, mi amiga dispuso su partida. Al salir al pasillo, las cosas seguían igual de mojadas, sólo que ahora aparecían vecinos molestos por el agua que, como una pasajera del ascensor, se instauraba en cada piso esperando ser bienvenida. El ascensor en cuestión consistía en un cubículo con una pequeña cascada incluida: nadie se animó a tomarlo. Mi amiga bajó por el otro ascensor, que parecía estar andando bien, aunque le pedí que me avisara cuando llegaba a la casa, aunque lo que me interesaba en realidad era saber si había llegado a la vereda. En este momento, tampoco hice mucho al respecto de mi pasillo inundado aunque esta vez puse diarios para evitar la llegada del agua a mi departamento y, más importante aún, al ascensor seco.

Ayer, feriado, me desperté más o menos a las 11, me hice un mate y me puse a leer un poco en la cama, muy tranquila. Tenía que ordenar la casa porque venían unas compañeras a hacer un práctico, pero tenía tiempo de sobra. Empecé a oír voces en el pasillo por lo que, cual vieja chusma, salí a mirar que pasaba. Estaban ahí el encargado del edificio, el propietario del departamento (la inquilina nunca supimos dónde estaba), un cerrajero y un vecino colaborador pero bastante metido. Había sucedido lo obvio: entraron a la fuerza y cerraron la llave de paso del agua. Con la puerta abierta pude ver que toda la casa tenía al menos cinco centímetros de agua. La verdad es que me dio un poco de pena.

Mientras limpiaba a trapo y balde el pasillo para dejarlo un poco seco (con la puerta de mi departamento bien abierta, escuchando música) vi al propietario, un chico común un poco más grande que yo, que lo único que quería hacer era cortarse los testículos ya que siendo un lunes feriado estaba fregándole el piso a una chica que no había cumplido con la regla del edificio de dejar un contacto que tenga la llave en caso de ausentarse más de cuarenta y ocho horas.

No sé si fue la comprensión hacia el pobre pibe, o hacia la chica cuyos muebles estaban empapados, o al ver que el muchacho no era muy hábil con el secador, pero amablemente le dije ¿Te ayudo? y me puse yo también a trapear en casa ajena.

Podemos decir que fui solidaria y muy amable y todo sería fantástico. Pero la verdad es que lo hice porque antes no había hecho nada para solucionarlo y sin embargo nada me había pasado. Fue una forma, quizás un poco exagerada, de decir "Gracias por no dejar que el agua pase el primer ascensor".

Hace diez minutos escuché a mi vecina salir del departamento. Pero no dije nada, de hecho tipeé despacito para que no me escuchara y viniera a preguntarme algo. Yo ayudo, no hay problema, pero nunca se sabe cómo pueden llegar a pegar estas noticias...

3 comentarios:

malaimagen dijo...

Si bien la ayuda prestada era incentivada por la culpa, lo importante era aprender la lección, no?

La llave de mi baño está goteando hace un par de días y no me he dado el trabajo de arreglarla... ahora que te leo, creo que tendré que tomar medidas drásticas.

Saludos!!!
malaimagen

Anónimo dijo...

No me parece mal tu ayuda "postergada". Rescato que hayas ayudado en tan ingrata tarea, eso es lo importante, antes o después, ayudaste. Y me gustó mucho que tipeabas casi en silencio.

Unknown dijo...

Ya fue!
Como dudas!
Ayudaste y punto.
Ademas quedo registrado, si no no había forma jajaja
Salute

Pd. Si te ofrecen llaves, di NO