viernes, 14 de mayo de 2010

Mimamámemima.

Mi mamá es una loca. Pero una loca linda. Una loca muy linda. Siempre me pareció un poco extraña. No extraña como ajena a mí (después de todo, es mi madre, nos conocemos desde que nací) sino extraña. Rara. Bien rara. Linda rara.

Mi mamá sólo cocina con receta. Al principio yo creía que era de pancha, que no quería pensar las cosas y por eso usaba las recetas. Pero no. Obviando cosas como bifes, milanesas (listas para freír), puré y otras cosas, para todo usa receta. Usa receta porque si no se olvida de lo que tiene que poner. Nunca la vi cocinando nada sin una receta (de hecho, tiene un cuadernito desde antes que yo naciera con anotaciones de recetas familiares, pasadas de boca en boca conversación telefónica de por medio).

Mi mamá está convencida de que si Bono de U2 la hubiese conocido, se hubiese enamorado de ella y se hubiesen casado. A mi, la verdad, es que esto me resulta normal. Imagínense que escuché esto mucho antes de saber quién era Bono... A esta altura me parece algo más que verosímil. Digo, la posibilidad. Ella está convencida y yo le creo.

También está convencida de que tiene la habilidad de la telequinesis, pero que no se anima a explorarla por miedo a que un día, en un brutal enojo, le suceda lo mismo que a Carrie en su fiesta de egresados. (Mi mamá en realidad cree que todos tenemos esa habilidad, pero que muy pocos somos conscientes de que la tenemos). La verdad es que, a pesar de las risas del día en que nos lo dijo y a pesar de sus grititos semi-ofendidos de "¡No se rían! ¡Les digo que es verdad!", yo le creo.

Mi mamá me despertó un día a las dos de la mañana, un miércoles en época de clases, para que le enseñara a bailar "como se baila en una fiesta de quince", con un disco de cuarteto sonando en el living. La saqué de culo, me dijo que por favor, le di dos volteretas y me volví a dormir.

Mi mamá me hizo el desayuno hasta los catorce años y odiaba levantarse temprano.

Mi mamá tiene el espíritu de Don Juan Carlos Greenpeace tatuado en el pecho y no para de juntar perros de la calle, alimentarlos, llevarlos al veterinario y reubicarlos en hogares. Es una actitud muy noble y que denota un muy buen corazón. De los que levantó ya se quedó con tres. Una vez se trajo un pichón de paloma que se había lastimado un ala. Alimentamos al pájaro durante dos semanas con una jeringa con polenta y la muy idiota paloma se suicidó tratando de pasar por abajo de la reja. Mi mamá lloró durante una semana cada vez que se acordaba de la paloma.

Mi mamá es una persona muy generosa y muy humanitaria. Desde lo que puede, desde lo que encuentra. Como es profesora de inglés en su trabajo (que nada tenía que ver con el inglés) le daba clases gratis de inglés a cualquier empleado de la empresa que quisiera. Hace un tiempo quería contratar de su bolsillo un profesor de tango para que se juntaran a divertirse con todos los compañeros de trabajo "Es una ecuación muy simple: ¡si trabajamos felices trabajamos mejor!".

Por todas estas cosas, hago este pequeño homenaje. Todas sus cosas que me causan gracia, ternura, admiración y, a veces, un poco de fastidio. Porque todo esto hace que me guste mucho más ser quien soy. Claramente su hija.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que bueno que madre hay una sola!!
Salute!!

Pd: Gracias por pasarte siempre y comentar, una grosa!

Che Pereyra dijo...

Me encantó éste texto tuyo!!! Te felicito.

Llegué a tu blog porque te la pasás comentando en malaimagen.blogspot.com jaajajajaj
(y siempre te leo ahí; ahora, aquí)

Abrazo.