martes, 28 de septiembre de 2010

Como no sé qué escribir...

... pongo algo que escribí hace ya... Siete u ocho años. Delirios adolescentes, pequeños relatos, pequeñas imágenes... Es lo que hay.

Me encontraste en 9 y 45. Yo caminaba aburrida como suelo hacer los lunes, porque nunca tengo nada que hacer. Hacía frío y yo llevaba mi saco negro. Ese que yo adoro. Andaba despreocupada cuando de repente te detuviste frente a mí y me agarraste del brazo para apartarme a un costado. Y empezaste a hablar. Empezaste a hablar las palabras más dulces que nunca había escuchado. Me pediste perdón. Me dijiste que yo ya sabía cómo eras cuando te levantabas demasiado temprano. Quise hablar pero no me dejaste. Explicaste que necesitabas hablar, que necesitabas decirme demasiadas cosas. Me dijiste que planeabas llamarme por teléfono esa noche pero que ahora que me habías encontrado habías decidido decírmelo en la cara. ¡Si sólo me hubieras dejado hablar en algún momento, las cosas para vos hubieran sido mucho más simples! Pero no, seguiste hablando sin darte cuenta que yo tenía algo urgente por decirte. Me dijiste que no habías querido tratarme así de mal. Te justificaste diciendo que te dolía la cabeza, que habías tenido un mal día. Seguiste así y no me dejabas hablar. Te tenía que decir algo muy importante. Hablaste otros veinte minutos en los cuáles yo no sabía qué cuernos hacer hasta que de repente se me dio la oportunidad cuando me preguntaste “¿Me entendés?”. Y yo, poniendo la mejor cara te dije lo que vos no me dejabas decirte por tu desesperación: “Te entiendo, pero... Flaco, nosotros no nos conocemos”.

5 comentarios:

Pablo Zweig dijo...

Hola también!

Anónimo dijo...

¡Ja! Valió la pena sacar el texto del cajón para que lo disfrutemos.

maria dijo...

es genial! me encantó.

Horacio dijo...

yo escribía así de joven!!!

Martín dijo...

Me gustó...està bueno sorprenderse con lo que uno supo escribir algún tiempo atras.