miércoles, 23 de junio de 2010

De barrios y pantuflas.

Siempre viví en casas que tenían, una cuadra a la redonda, todo lo que urgentemente puedo llegar a necesitar. Cuando vivía con mi mamá, tenía, a menos de una cuadra, dos kioscos, una farmacia, una verdulería, una pizzería, un locutorio con cyber y, como si fuera poco, un hospital. Cuando me mudé sola por primera vez, es decir, fuera de la casa de mi madre, tenía a la misma distancia, un minimercado, dos kioscos, dos verdulerías, una carnicería, una farmacia, una veterinaria, una relojería y un locutorio con cyber y kiosco.

Otro punto a mencionar para el desarrollo de esta entrada es que, si estoy en mi casa, paso el 80% del tiempo en pijama. Sí, no importa qué es lo que esté haciendo, es una costumbre adoptada de mi época del colegio: volvía de la escuela y, al menos, me cambiaba el jean del uniforme por los pantalones del pijama. Ni hablar si me despertaba y sabía que no tenía que salir más... En esa ocasión, el pijama es lo único que mi cuerpo adormecido identificaba como ropa.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, podrán ustedes deducir la cantidad de veces que, juntando el tiempo que estoy en pijama y la cercanía de las necesidades básicas, he salido a la calle en pantuflas y pantalón pijamesco, pseudo-tapado por la campera en casos de frío.

Ahora vivo en pleno centro de la ciudad. Pleno centro. Tengo todo a mi alcance. Salir a comprar un atado de puchos significa encontrarme con los oficinistas apurados para llegar al trabajo, con los adolescentes hormonados histeriqueándose sin ton ni son, con las señoras hechas y derechas que le compran un calzoncillo de Kevingston a su hijo varón. Todos creerían que mi hábito de salir en pijama a la calle iba a menguar. Pero no.

Hoy me desperté a las 9 de la mañana. Me lavé la cara, me lavé los dientes, me puse el pantalón del pijama, las pantuflas y la campera y salí a comprar unas facturas para el desayuno. Es cierto, la panadería está a media cuadra, pero con el tránsito de gente que hay en esta zona, equivale a caminar 15 cuadras con esa vestimenta en un barrio común.

No pudo importarme menos. Sí, vivo en pleno centro de la ciudad. Pero no deja de ser un barrio, el barrio en donde vivo, el barrio donde está mi casa. Y ningún oficinista, ningún adolescente ni ninguna señora con bolsita de Kevingston va a hacerme dejar de ser quien soy: lisa y llanamente una pancha despreocupada.

8 comentarios:

Juan Pez dijo...

jaja que genia!, a veces una mujer con esa vestimenta puede resultarme mas atractiva que con otra cosa puesta. Creo que mas de uno me dara la razon (en caso contrario que nadie opine nada al respecto XD)

un beso y gracias por pasarse siempre

Pez

Unknown dijo...

ajjaja groso, seguí así y que te chupe un ovario esas diplomacias, no da salir arreglada para 1/2 de facturas

Pablo Zweig dijo...

Hola!

Horacio dijo...

pero eso es vergonzoso aunque no te cruces con nadieeeee!!!!

yo me pongo zapatillas para ir al baño :)

Anónimo dijo...

Yo también defiendo: "¡La elegancia ante todo!" ¡Ja!
En realidad su acitud me parece perfecta, usted es como es y no tiene que cambiar hábitos porque cambia de "barrio".
Eso sí, lo que me llamó mucho la atención (si no entendí mal) es que Ud. duerme sin pijamas:
"Hoy me desperté a las 9 de la mañana. Me lavé la cara, me lavé los dientes, me puse el pantalón del pijama,...".
¡A la flauta, que rareza!

Pilotinta dijo...

jajajajajajaja ME ENCANTOOOOO!!! te acuerdas que antes deciamos que eramos las hermanas perdidas de medállón? LO SOMOS POR DIOS! yo tb vivo el 80% que estoy en mi casa en pijama, claro que más en invierno que en verano, pero es lo mismo!! (deberiamos hacer un pijama party xD...te acuerdas de miss pijama? deberiamos volver a orginzarlo a nivel bloguero o feisbukero jajaja o por lo menos las dos enviarnos una foto xD)


Andar en pijama en casa es tan exquisito, yo voy a la facu con tacos, jeans leggins y generalmente bien arreglada...y APRETADA, por lo cual no es mejor descanso para mi cuerpo que olvidarme de todo y andar en pijamas anchos y pantlufillas, sumesmole un tazón de chocolate caliente con canela en polvo y soy felizzzzzzzzzz como un oso remolón invernador :) ajajja

PD: Insisto que estas casera
PD2: Martón de Almodovar? Estupendo me encanta almodovar, si puedes busca "PIEDRAS" o "20 centimetros" de Ramón Salazar el tb es un director español muy bueno, si esque no las has visto ya.

Un abrazo te quiero loca
siempre es un encanto leerte

Besos!
PILI

Unknown dijo...

Podría decir que me sentí identificado. En casa no tolero los jeans ni las zapatillas. Vivo en joggings arruinadísimos y remeras de las mismas características y siempre en medias. Obviamente, también salgo a comprar así... pero con zapatillas.

No tengo el valor para salir a la calle en median aún... pero voy a esforzarme por lograrlo. Cambio y fuera.

http://paradoenelabismo.blogspot.com

Unknown dijo...

Solo los que hemos vivido en el centro de una ciudad podemos saber que eso que describís en tú entrada es ciento por ciento verdadero. Es el barrio de uno, el lugar donde uno habita y se comunica, socializa, la mayor parte de los días que vive.
Lo del pijama es la muestra de confraternidad con una vestimenta que compatibiliza con vos, con tú cuerpo y principalmente con tú identidad. Además el pijamas es símbolo de comodidad. Me gusta.

Saludos.